Rusen Cakir, Diario Vatan, 23.04.2014
El mayor favor que la Comunidad de
Gulen hizo al Gobierno del AKP, al Primer Ministro Erdoğan y a los partidarios
de estos dos fue el de cubrir su necesidad de un nuevo enemigo para luchar. Ya
que durante su estancia en el poder de casi doce años, el AKP construyó sus
estrategias fundamentales siempre sobre la base de luchar contra algunos
enemigos. Gracias a esta estrategia, insufló dinamismo a su base de apoyo y, al
mismo tiempo, tuvo la oportunidad de ampliar esta base. La más clara y más
exitosa de las prácticas de la estrategia del AKP, que consiste en “combatir al
enemigo”, de la que fuimos testigos, fue, sin duda, el proceso del caso de
Ergenekon y de Balyoz (Maza). Erdoğan tenía que liquidar a los viejos titulares
del sistema y librarse de todo tipo de tutoría para ascender del rango de
gobierno al de Estado. En este sentido, los procesos de Ergenekon y de Balyoz
eran necesarios. Y en aquella época, el aliado principal del AKP era la
Comunidad de Gülen. La alianza era tan imprescindible que el gobierno del AKP
no hubiera sido capaz de desactivar la tutoría militar sin el apoyo activo de
la Comunidad.
Tras los procesos de Ergenekon y Balyoz,
vimos que el gobierno se quedó sin enemigo. Los objetivos indicados por Erdoğan,
como “2023” y “la juventud devota”, no despertaron mucha ilusión por resultar
demasiado abstractos. Es perfectamente posible considerar en este contexto su
desafío contra Israel en los casos de “One minute” y de la flotilla “Mavi
Marmara”. Sin embargo, puesto que los enemigos “externos” no ejercían nunca la
función de “enemigos internos”, Erdoğan pensó que las protestas de Gezi le
proporcionaban la oportunidad que esperaba y, provocando al máximo a los
manifestantes y partidarios de Gezi, trató de crear nuevos “enemigos internos”
para combatir. Sin embargo, cuando se apagó Gezi a partir de cierta fase de las
manifestaciones, se decepcionó en cierta medida.
Crear
de la crisis una oportunidad
Posteriormente, la operación
anticorrupción del 17 de diciembre de 2013 acudió al rescate de Erdoğan. ¡No se
entienda mal! No estoy afirmando que al Primer Ministro le hayan agradado las
operaciones antisoborno y anticorrupción del 17 y del 25 de diciembre, ni la
“serie de grabaciones de audio” hechas públicas posteriormente. Incluso, al
contrario, las operaciones anticorrupción provocaron la mayor crisis a la que
tanto el gobierno del AKP como Erdoğan han hecho frente hasta ahora, y no será
fácil que se libren de los efectos de esta crisis. Junto con ello, tras haber
superado los primeros efectos del choque, Erdoğan denunció a la Comunidad de
Gülen como “Estado paralelo” y determinó una estrategia novísima para seguir,
imputando acusaciones gravísimas contra Gulen y sus seguidores. De este modo,
solucionó el problema más vital que tenía, que era la “ausencia de un enemigo
interno”; por lo menos, parece haberlo resuelto en esta fase.
Los errores que cometió la comunidad
de Gulen fueron tan influyentes como la propia habilidad de Erdoğan para que
éste pudiera convertir tal crisis crítica en una oportunidad. Dado que ya
expliqué en distintos artículos cuáles fueron aquellos errores, no quiero
repetirlos aquí, pero no hay inconveniente alguno para subrayar, una vez más,
que el problema fundamental de la Comunidad es la falta de sinceridad y persuasión.
Ya que era de conocimiento de todos que el gobierno y la Comunidad eran aliados
hasta hace poco tiempo, y se defendían mutuamente contra la mínima crítica de
terceros; mientras los miembros del partido gobernante, incluido el Primer
Ministro y sus partidarios, dijeron que “fuimos muy ingenuos; la Comunidad nos
engaño”, fueran convincentes o no lo fueran al decirlo, los portavoces de la
Comunidad no autocriticaron ni siquiera tanto como los primeros.
¿Hasta
qué punto?
La estrategia de proclamar a la
Comunidad de Gulen como el “enemigo principal” y de responsabilizarla de todos
los problemas del país (incluso, del mundo islámico) puede parecer que funciona
por ahora, pero dudo de que a medio y largo plazo sea tan eficiente como ahora,
ya que estamos siendo testigos de que todas las publicaciones que están
haciendo numerosos medios de comunicación progubernamentales desde hace más de
cuatro meses para “desenmascarar a los miembros de la formación paralela”
tienen un efecto mucho más lejos del efecto que crearon las publicaciones del
diario Taraf en su día durante un par de semanas. El único problema no es el de
que el diario Taraf fuera eficiente, -además, la mitad de la plantilla antigua
del diario es ahora progubernamental-, mientras que los periódicos progubernamentales
no lo fueron suficientemente. En su día, el diario Taraf trabajaba en
coordinación con los jefes de la policía y con los fiscales de los Tribunales
con Competencias Especiales; publicaban en este diario la información
facilitada por ellos, preparaban previamente el ambiente psicológico favorable
para las operaciones de los mismos y, tras el ejercicio de las operaciones,
gozaban injustamente de haber tenido razón.
En cambio, hoy también los medios de
comunicación publican informaciones parecidas, pero todo lo que se dice y se
escribe, se evapora y no despierta mucho interés, al no cumplirse (aún) ciertas
promesas, como la de “entrar en las guaridas”.
(Enlace al artículo original: http://rusencakir.com/Paralel-diye-diye/2643)