Rusen Cakir, Diario Vatan, 28.07.2014
La administración de justicia y las
cárceles han tenido un lugar excepcional en la vida política de Turquía durante
la historia de la República. Quienes controlaban el poder judicial trataron,
con éxito, de liquidar a sus opositores, intimidándolos mediante la judicatura.
Sin embargo, pasado cierto tiempo, cuando perdían aquel dominio, se daban
cuenta de que el mismo destino les esperaba a ellos.
Estos días estamos viendo una nueva
versión de esta película. Ahora es el turno de la Comunidad de Gulen para ser
el orgulloso de ayer y el injuriado de hoy. Hasta hace poco tiempo, los
derechos y las libertades fundamentales de los nacionalistas, militares, kurdos,
periodistas y de muchas otras personas estaban usurpados insolentemente. Los
miembros de la Comunidad y numerosas personas que querían obtener peso,
utilizando el poder de los primeros, trataban de asustar, con un orgullo
manifiesto, a los que se oponían a este proceso, acusándoles de ser “golpista,
espía, etc.”; aumentaban su poder y su dominio
en el ambiente de miedo que habían creado.
Los ratones que abandonan el barco
Sin embargo, la evolución de las cosas
en esta dirección no era normal. Me acuerdo muy bien que cuando visité a mi
colega y amigo Ahmet Şık en la cárcel de Silivri, le había dicho que “saldréis
vosotros en breve, pero, en vuestro lugar, se encarcelarán los que os hicieron
este complot”. De hecho, no transcurrió mucho tiempo y llegó aquel momento
inevitable; la alianza existente entre la Comunidad y el gobierno del Partido
de la Justicia y el Desarrollo, o el AKP, fue reemplazada por una guerra cruel.
Anteriormente, –y en palabras de
Şık-, “los que tocaban el fuego (la
Comunidad), se quemaban”, pero apenas se estalló esta guerra, esta vez, los que
no la tocaron, se encontraron con el riesgo de quemarse. A este miedo se debe
el hecho de que muchas personas que hasta hace poco tiempo eran “más papistas
que el Papa” respecto a la Comunidad, saltaron del barco para salvarse la vida,
y están ahora prestando el apoyo más claro y más intenso de todos al gobierno,
en su guerra contra la Comunidad.
Los comprometidos y los elegidos
La Comunidad de Gulen sufrió la
traición clara de una parte de sus antiguos “amigos entrañables”. Una parte de las personas,
hacia las que la Comunidad se comportó injustamente en el pasado, están dando
ahora gritos de venganza, mezclados con los de alegría. Lo interesante es que
un alto número de personas que sufrieron la impiedad de la Comunidad están
protestando, de acuerdo con el principio según el que “la justicia es necesaria
para todos”, las prácticas injustas, realizadas contra los policías.
Recomiendo a los miembros de la
Comunidad que miren en los archivos de sus medios de comunicación y que se
confronten con la realidad de que no han sentido ninguna empatía por los han
sido tratados injustamente durante las investigaciones realizadas hace poco
tiempo. La vergüenza existe para estos casos; debe existir para estos casos.
Por supuesto, hace falta también una
cosa más que es la autocrítica. Antes del inicio de la crisis surgida debido al
tema del cierre de las academias privadas controladas por la Comunidad de Gulen
por el gobierno, había yo llamado a la Comunidad de Gulen a confrontarse con
los errores de ayer y autocriticar sinceramente. A lo mejor en más de diez
artículos publicados en esta columna traté este tema. Este llamamiento no es
producto de una búsqueda de venganza. Ya que mis amigos y yo nos hemos sometido
al “rencor” de la comunidad de Gulen, cuyo motivo no lo hemos sido capaces de
entender, y sabemos muy bien que el rencor es malo. ¡Qué se quede lejos de
nosotros!
En cambio, cuando se trata de los
derechos y libertades fundamentales, la lógica que dice que “hoy es hoy, ayer
fue ayer” no puede ser aceptable. Por eso, la memoria de los derechos y
libertades hay que mantenerla viva, y hay que tratar de recuperar lo máximo
posible los sufrimientos injustos.
De las reacciones expresadas hasta
ahora puedo deducir que la Comunidad no tiene la intención de autocriticar. Uno
de los motivos de ello se deriva de la probabilidad de que, en el caso de
confrontarse consigo mismo, tengan que reconocer el ejercicio de algunos actos
que se consideran criminales en las leyes. Pero la otra razón, también importante,
es que los miembros de la Comunidad de Gulen, que es un movimiento de los
comprometidos y que, por lo tanto, merecen cierto respeto, consideran a sí
mismos “elegidos” al mismo tiempo. De ser así, no recelan de asumir todo lo
correctamente hecho y de imputar a los demás, principalmente al gobierno del
AKP, todo lo mal hecho en el pasado.
Sin embargo, no puede ser posible una
cosa así. Ellos deben saber tanto como nosotros que el pasado de la Comunidad
de Gulen no consiste únicamente de las cosas correctamente hechas. En el caso
de no reconocer esta realidad, seguirán retrasando la llegada de la paz social
y profundizarán su propia soledad.
Bueno, empieza una nueva fiesta
religiosa en la que algunos entran infelices, preocupados e indignados, en las
puertas de las cárceles y del palacio de justicia. Espero que los policías recientemente
sometidos a investigación judicial sean tratados de acuerdo con las normas del
derecho universal, aunque algunos de ellos son responsables de prácticas
injustas y del incumplimiento del derecho; espero que sus derechos y libertades
fundamentales no sean violados; espero que su reputación personal sea
protegida, y espero que disminuya el sufrimiento injusto de sus familias.
Nuestro país debe superar a estas
alturas este tipo de ajustamiento de cuentas; debe ser capaz de superarlo.
Deseo para todos unas fiestas (Bayram)
llenas de paz, libertad, salud y felicidad…
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